
el arcoiris
La versión que más convence, o al menos la más extendida, es la del Valle Sagrado de los Incas, en Perú. Que dice que el Arco Iris o Kuichi es el Hijo de la Lluvia, capaz de atrapar el Sol y la Luna.
Dicen los más viejos del lugar que nadie es capaz de mirarlo de frente sin taparse la boca, pues podrían caérsele todos los dientes.
Allí, en Chinchero, uno de los pueblos más emblemáticos de la región, se vio por primera vez el Kuichi. Y cada año, el 2 de enero, el Hijo de la Lluvia reaparece en forma de cruz, rodeado de flores violetas, azules, rojas, verdes, amarillas y anaranjadas.
Los indios del Caribe no se creen esta historia. Ellos tienen la suya. Según cuenta la leyenda, hace muchos años las islas del Caribe no eran más que un trocito de tierra, sin ningún río que la regase.
Un buen día nació Car, el hijo del cacique del Caribe. El niño enfermó y su única salvación era beber agua fresca y dulce. Su madre lloró durante doce días, sin darse cuenta que su llanto salado iba mermando la salud de su hijo.
El cacique, a quien las tristezas y la rabia lo hacían gigante, desbordó su rabia contra el suelo de la isla que golpeó durante doce días. Sin darse cuenta que estaba haciendo un gran hoyo.
Sucedió que al día trece, los dioses enviaron abundante lluvia para aplacar la ira del cacique. Y éste, sin darse cuenta, se fue ahogando en el gran lago que las lluvias y su ira habían formado.
Su tribu, según mandaba la tradición, le acompañó depositando en su tumba acuática todo el oro que poseía el gran cacique. Desde entonces, cuando el sol brilla en el lago, su luz llega hasta el oro del cacique y hace que se forme un gran Arco Iris, que los indios del Caribe llaman Luz de Oro.